viernes, 27 de enero de 2012

BLIZZARD PARTE 1


Blizzard miró el horizonte que ante sus claros ojos se extendía. Ante él se hallaba un valle atravesado por el plateado de un río. La planicie del valle era ocasionalmente interrumpido por la imponente pero tranquila figura de un árbol y más allá se alzaban unas altas montañas culminadas por las frías nubes del cielo de la tarde.
Tres días de viaje serían suficientes para llegar hasta ellas.
Blizzard era un cazador experto, pero sabía también cuando retirarse. Y aunque no pretendía dejar a sus seres queridos abandonados a su suerte, sabía que era necesario primero hacerse de algunos socios que colaboraran al rescate.
Al borde del río se hallaba una población de humanos. Sería humillante pedir solo ayuda, así que decidió utilizar algunas verdades incompletas para comprar unos cuantos humanos.
Dijo que era un noble, cosa que era cierta, pero no aclaró que no tenía los fondos suficientes para financiar su arriesgada campaña. Además de compartir el botín con ellos les prometió pagarles veinte monedas de oro por día más indemnizaciones por heridas sufridas.
Al final del día había reunido un grupo suficiente para inviadir tres campamentos ogros.
Pero cuando estaba en mitad del camino uno de sus hombres le preguntó por el dinero.
Blizzard, intentando ocultar la preocupación dijo que estaba escondido y que les pagaría al finalizar la travesía, pero no oculto muy bien su temor.
El humano se levanto con una espada larga en su mano, y otros tantos junto a él. Pero uno de ellos, uno con una mirada misteriosa miró con preocupación la escena, y se levanto rápido como el pensamiento.
    No le hagan nada—dijo en tono desafiante.
    ¿Acaso nos traicionas y te unes al asqueroso elfo? — dijo el hombre que primero se levantara.
    Claro que no— respondió el aparente defensor bajando la guardia— lo que quiero decir es que estoy seguro de que le iría peor si dejamos a un silvanesti abandonado por estos lares. Hay muchos que los odian tanto que le harían algo peor de que nuestras espadas puedan hacer.
    En eso tienes razón— respondió el grandulón bajando la espada. — Pero yo no me voy sin por lo menos darle una paliza a este.
Ante semejante amenaza, Blizzard no dudó un momento más e intentó salir huyendo de aquel lugar, pero se encontraba completamete rodeado y fue alcanzado entre un tremendo alboroto en el que recibió patadas, codazos, puños y muchisimos otros golpes por todo el cuerpo dejandolo por fin inconciente.
            Antes de desmayarse, el cazador miró hacia el cielo y vió sorprendido como en él se volvían a alzar las dos Lunas de la neutralidad y el bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario